La obesidad infantil es un grave problema de salud pública,
considerada por la OMS una epidemia mundial. Es uno de los trastornos más
frecuentes del crecimiento y nutrición de niños y adolescentes de los países
desarrollados y nuestro país no escapa a esta realidad: 1 de cada 4 niños
uruguayos entre 9 y 12 años tiene sobrepeso u obesidad y 1 de cada 10 presenta
una obesidad severa (Encuesta Nacional de Sobrepeso y Obesidad, ENSO 2000).
La obesidad infantil es una enfermedad crónica, que repercute a
nivel clínico-metabólico y psico-emocional en el niño en desarrollo. Además es
un factor de riesgo para la obesidad del adulto, etapa en la cual se asocia con
enfermedades que afectan la calidad de vida y determinan alta morbi-mortalidad.
Aproximadamente el 80% de los niños y adolescentes obesos
seguirán presentando esta patología en la edad adulta.
La obesidad en si misma es un potente factor de riesgo de enfermedad cardio-vascular pues
favorece la ateroesclerosis desde etapas tempranas.
Frente a una obesidad ya constituída, debe realizarse una
valoración clínica exhaustiva y exámenes paraclínicos con el fin de descartar
las complicaciones más frecuentemente asociadas y se debe comenzar el
tratamiento lo más precozmente posible.
Complicaciones: a) hipertensión
arterial; b) alteraciones metabólicas como colesterol y triglicéridos elevados,
insulino-resistencia y diabetes tipo2; c) ortopédicas: genu-valgo, escoliosis;
d) respiratorias: disnea de esfuerzo, apnea obstructiva del sueño; e) cutáneas
y psico-emocionales como baja autoestima, depresión, ansiedad, entre otros.
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